Grandes Maricas de la Historia XII

YA por la decimosegunda entrega de esta serie de postas sobre Grandes (que no célebres) maricas de la historia… Hoy le toca a otro aristócrata:

Francés tenía que ser! Enrique III de Francia (1551-89), sexto hijo de la gran Catalina de Médici y de su homónimo padre. Pronto, por esas paradojas de la historia que se resumen en a ver cómo nos casamos entre primos y hermanos para ver a qué dinastía real le sale antes un sindrómico en la familia, se convirtió en soberano de Polonia y Gran Duque de Lituania, y para aquellos lares que se fue hasta que su hermano, el rey de Francia, palmó y Enriquito se convirtió en Le Roi.

Una vez rey, y casado con Luisa de Lorena (pobre) , no tuvo descendencia y se dedicó a las famosas Guerras de Religión del país vecino, con las que pasó a cuchillo al duque de Guisa (LOGSE: Miguel Bosé para los que hayáis visto la Reina Margot)… pero politiqueos y cosas de estadistas a parte, la cosa está en su sexualidad…

 Como siempre, los historiadores se pelean y antes de decir que un rey es maricón prefieren decir que a) era estéril b) era sexualmente ambiguo/bisexual… son capaces de defender que era un ángel caído del cielo por la gracia de dios antes de decir que era un muerdealmohadas.

Desde su muerte, se asumió que Enrique era homosexual o, cuando menos, bisexual… (me encanta eso de cuando menos, que suena un poco como de milagro) y, de hecho, no faltan referencias escritas que lo atestiguan, pero resulta que no, que ahora dicen que, en realidad, era muy mujeriego y que lo que pasaba es que era tan cojonudo y tan católico que para bajarle del pedestal de la historia empezaron a decir que era marica… Claaaaaaro! Claro… Y también debe ser porque tuvo numerosos amantes, sus Mignons, a los cuales paseaba por las calles de París con los labios pintados y vestidos de mujer, organizando con estos amantes torneos en los que estos no paraban de mariconear (bolso de Prada, mano tonta…) durante las justas. Sus amantes se peleaban por conseguir ser el favorito de Enrique llegando al asesinato… y encima le gustaba ir de visita a ciertas órdenes flagelantes para practicar con ellos el arte del látigo. Irónicamente, fue asesinado por un monje iluminado...

El investigador Louis Crompton, en su obra Homosexuality and Civilization, publicada por la Universidad de Harvard en 2003, da pruebas de la homosexualidad de nuestro protagonista de hoy, que además le acarreó problemas en la corte y en la política.