21 de agosto de 2010

Lucha de Titanes: Intolerancia contra Estupidez


Cada uno puede hacer lo que quiera con la cuestión de las transigencias con lo que le toca a su sexualidad o su modo de vida, desde callarse la boca a partirse la cara con quien sea. Cuando hay implicados terceros, ya la cosa cambia.

En Tejas (se escribe con jota y se pronuncia con jota, como Méjico), viven dos lesbianas madres de una pequeña. Legalmente están casadas tras realizar el trámite en el país vecino, Canadá, donde son gente más normal y no se tiran de los pelos por ninguna Prop 8 ni se empeñan en estigmatizar maricas por querer tener los mismo derechos… En fin, ya sabéis.

El caso es que estas lesbianas, Jill y Tracy Harrison, han visto cómo han rechazado la admisión de su hija Olivia en el colegio, cosa que es horrible y está muy mal. Ahora, el pero: resulta que el colegio se llama Saint Vicent, y es un colegio católico… Vamos a ver, si a la Iglesia Católica no le gustan los maricas, los bollos menos, es cosa que está muy mal y que es sabida urbi et orbe. La niña estaba admitida y, cuando hubo reunión de padres, aparecieron dos madres. Los responsables del colegio se dieron cuenta del maravilloso fenómeno del múltiple uso de los nombres: ¡Jill no era un hombre! Y, claro, desadmitieron a la niña...








En este colegio son mala gente, cierto… pero a qué persona en su sano juicio se le ocurre intentar matricular a su hijo en una institución en la que no te quieren ni ver? Lo mejor de todo es que la comunicación de todo se la hicieron exclusivamente a la madre biológica con una carta que es tela marinera:

    "We regret the disappointment the mother feels. It is clear, however, that enrolling the child in a traditional Christian school, such as St. Vincent's School, would not foster her own personal values at home. And it might undermine the moral instruction of our clergy and teachers in the minds of our schools students and parents. Our prayers are with Olivia and her mother."



Lamentamos el disgusto que siente la madre. Es evidente, sin embrago, que matricular a la niña en una escuela cristiana tradicional, como es el Colegio de San Vicente, no fomentará sus valores personales en el hogar. Es más, podría deteriorar la enseñanza moral impartida por las religiosas y los profesores frente a los estudiantes del colegio y sus padres. Nuestras plegarias están con Olivia y su madre.

Toma ya ¿Más? Pues aquí,…

8 comentarios:

  1. Quiero pensar que era porque les pillaba bien y era muy bueno, porque si no ya les vale.
    La carta no la he podido leer, porque no tengo ni pajolera idea de inglés :D

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  2. Era el cole con menos alumnos por profesor xD
    Voy a traducir el texto :D

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  3. Pues eso, que en la vida "me se" ocurriría, pero bueno, cada cual es cada quien y si tientas la suerte, pues a veces pierdes ...

    :-)

    Besicos!

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  4. Hombre, en principio, suena raro que una pareja de lesbianas quiera matricular a su hija en un colegio católico, pero ¿cuántos padres no creyentes matriculan a sus hijos en colegios religiosos por cuestiones de calidad de enseñanza o prestigio? Por lo demás, también es cierto que ser homosexual no te hace ateo. Hay confesiones cristianas que sí aceptan la homosexualidad, blablabla...

    Es un caso de discriminación y no creo que el colegio tenga derecho a expulsar a una niña del mismo.

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  5. Mas bien, las enseñanzas perjudicarian los valores de su hogar.
    ¡gracias por la traduccion!

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  6. Solo una cosa México se escribe con X ya que el nombre proviene de una palabra náhuatl, aunque el significado esta aún en duda existen varias versiones

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  7. Héctor O.!
    El nombre de Méjico viene del náuhatl mexica, que es el nombre del pueblo indígena nauha que fundó Tenochtitlán a los que en Occidente dieron por llamar aztecas. La pronunciación original era /meː'ʃiʔkaʔ/, siendo ese sonido con transcripción x el de la fricativa postalveolar sorda (la inglesa sh, vamos). Se sabe porque en la época de la invasión española ese sonido existía en castellano y por esa razón se transcribió de tal forma, México.
    Ese característico sonido se transformó en el sonido velar correspondiente a la j actual /x/. Este cambio de lugar de articulación se extendió progresivamente a finales del siglo XVI y se hizo normal hacia la mitad del siglo XVII. Dicho cambio fonológico formó parte de un reajuste del sistema consonántico que provocó la desaparición casi todas las consonantes sibilantes que existían en el castellano antiguo, como las africadas /dz/ y /ts/, así como /z/, /ʒ/ y /ʃ/; dizer /dz/ ó /z/ (actualmente decir /θ/ ó /s/), cabeça /ts/ (actualmente cabeza /θ/ ó /s/), cosa /z/ (actualmente cosa /s/), ge /ʒ/ (actualmente se /s/), coxo /ʃ/ (actualmente cojo /x/).
    Este cambio en la pronunciación provocó varias reformas ortográficas en el siglo XVIII y principios del XIX, por las que se pasó de x /ʃ/ a j /x/. En el castellano antiguo se escribía Don Quixote, Xavier o Ximénez, que pasaron a grafiarse Don Quijote, Javier y Jiménez.
    Este cambio en la grafía tuvo como excepciones algunas palabras con arraigo cultural como México, Texas, Oaxaca (que originalmente no se pronunciaba con sh sino con el sonido de jota castellana), Xerez o la comarca de la Axarquía en Málaga, España, arcaísmos que son aceptados por la Real Academia como formas alternativas a las grafías modernas; Es decir, que lo correcto sería escribirlo con jota, como en Tejas, pero se permite, por una impostura falsamente historicista.

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  8. Me ha encantado tu respuesta filológica. ¿Sabes si se podría aplicar esto mismo a los nombres propios guanches?
    El nombre de mi hermana es guanche y tiene precisamente dos equis en él...

    Aparte de ello, felicidades desde Barcelona por el blog!

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Piiiiip

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