Resulta que tenemos serios problemas de salud mental y de dependencia emocional, en contra de la imagen que se da de fiesta, diversión y sexo. Según un reciente estudio, el mundo marica está más cercano al infierno que al cielo: niveles de depresión, ansiedad y suicidios más elevados que entre la población heterosexual; altas tasas de comportamiento autodestructivo, abuso de drogas y adicción al sexo, además de problemas relacionados con la intimidad y las antiguas relaciones sentimentales… Todo esto parece aterrador, pero es así, lo vemos a diario en nosotros mismos, nuestros amigos, conocidos y demás.
Según el artículo con el que se hace eco The Guardian, los datos sobre
los comportamientos suicidas y enfermedades mentales provienen de un estudio del University College de Londres y resultan, cuanto menos, un tabú en una parte de la población empeñada en demostrar que somos felices siendo como somos (y lo somos, coño) y que somos iguales al resto, pero tras tales afirmaciones, Matthew Todd comenta que we're are also suffering from the trauma of the journey, the isolation, the secrecy and the shame, and the resulting effect on your mental health that is more likely to happen to you if you grow up gay than if you grow up straight, o sea, también sufrimos el trauma del aislamiento, el secreto y la vergüenza y el efecto resultante en nuestra salud mental, más fácil de observar si creces como gay que como hetero… Ahí es nada.
No es ninguna novedad hablar del aislamiento que se sufre en la infancia y en la búsqueda de otros con los que compartir las preguntas y los miedos que nos llevan a enfrentarnos, muy a menudo, a un ambiente hipersexual que tampoco ayuda mucho si lo comparamos con los galanteos sexuales que los jóvenes heterosexuales disfrutan en sus años de desarrollo: primeros besos, confidencias… hasta llegar al sexo… Nosotros, por lo general, nos lo saltamos todo, y claro, qué trauma, ¿no? Y más si no vives en una gran ciudad como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla.
Más, mañana 24 de agosto en los quioscos británico y aquí en Attitud y hoy mismo en el interesantísimo artículo de The Guardian, un trabajo excepcional de análisis periodístico…
Pues es bien cierto... en todas partes cuecen habas y muchas veces nos esforzamos tanto en parecer felicísimos que se nos olvidan las cicatrices que hemos ido acumulando, tantas de ellas a medio curar...
ResponderEliminarPues sí, todo eso pesa ... Y sí, aunque algunos parezcamos independientes, seguros de nosotros mismos y tal, la mayoría sufrimos todas esas historias en mayor o menor medida. Yo al menos reconozco que, entre otras cosas, soy emocionalmente dependiente y eso me causa gran frustración, ea.
ResponderEliminarBesicos!
Yo no pasé por ello pero supongo que los traumas infantiles serán parecidos a los de los gordos de la clase o algo así, ¿no?
ResponderEliminarLo que sí es cierto es lo del acceso al sexo tan rápido y que hace que muchos se enganchen a ello y se pierdan la esencia de todo que es compartir un amor (Barbara Cartland mode ON).
Ains!, qué recursi soy a veces.