El orgullo no es un sentimiento de "hostia, qué guay y cómo me mola ser maricón", o bollera o lo que sea, aunque sí mole, claro, aunque ni más ni menos que ser normal. El orgullo lo contraponemos y lo sacamos frente a la vergüenza a la que se nos ha expuesto durante mucho tiempo, y se nos sigue exponiendo, claro, aquí y en el resto del planeta. Orgullo es asumir que lo que te ha tocado ser es igual de bueno o de malo que lo que le ha tocado al otro. "Ya, ya..., pero yo no tengo por qué estar orgulloso de ser hetero [o normal, como se le escaparía a alguno]", ya, amigo, ni yo tendría que estarlo si a nadie le importase y si llevase unos 10.000 años siéndolo sin que me apedreasen por ello... Pero nos apedrean, nos parten la cara y nos insultan: aunque en la tele y en Chueca parece que vivimos en un mundo de fantasía y color, las cosas no son así, por mucho que nos podamos casar, adoptar o dar la mano por la calle.
Pero la discriminación ha dado sus frutos, incluso entre nosotros, que conozco a más de uno que pone verde al de al lado porque tiene pluma, haciendo así gala de la homofobia más peligrosa y del machismo más repugnante, ese que identifica cualquier cosa que tenga que ver con la mujer como algo malo, y es que no podemos pretender educar a los demás cuando tenemos el enemigo en casa... pero bueno, poco a poco. Recuerda todo ligeramente al movimiento de liberación racial en EE.UU., cuando uno podía encontrar a más de un negro asumiendo roles de lo más retrógrados e intransigentes hacia sus congéneres del mismo color, ¿a que nos suena a todos? Parece ahora que aquella lucha fue homogénea y común, pero no lo fue y con ella nos encontramos nosotros ahora cuando tenemos que dar la cara. Observemos esta foto:
Si, unos negros reivindicativos se bañan, con un blanco, en la piscina de un hotel y el dueño está echando ácido al agua. Brutal, ¿verdad? Volvamos a 2013: violentos tradicionalistas en Francia le parten la cara a un maricón por serlo; está prohibido publicitar y dar visibilidad a la homosexualidad en Rusia, donde no hace mucho pegaron una paliza a un homosexual, le violaron analmente con botellas rotas y lo mataron, prendiéndole fuego... Pues parece que vamos para atrás, mientras aquí nos olvidamos de que lo que se celebra no es sólo una fiesta, sino el reconocimiento (festivo, eso sí) de que estamos aquí y somos como los demás, aunque a Ana Botella no le guste que invadamos Gran Vía y nos mande al Paseo del Prado, donde se montará un cisco que desembocará en el consabido argumento demagógico de que algo tan sucio y ruidoso, aunque menos que el JMJ, debe hacerse en la Casa de Campo, por el bien de todos. ¿Y lo malo de esto? Lo malo es ceder; ceder y callar.
Ana Botella empinando el codo con orgullo |
Un año más, nos guste o no, vayamos a Madrid o no, seamos de derechas o de izquierdas, queramos casarnos o no, queramos adoptar o no… musculocas, huesilocas, plumíferos, machas, gordos, bajos, altos, pastilleros, bollescas, camioneras, leather, pijos, presidentes de gobiernos, alcaldesas valencianas, regentes de glamurosos principados, sanos, enfermos, actores con licencia para matar o con misiones imposibles, armarizados, salidos (del armario), salidos (sexuales), célibes, provincianos, extranjeros, nacionales, presentadores de televisión, guapos, feos, folclóricas, acomplejados, modernos de mierda, freaks, informáticos (sí, tienen sexo), góticos, osos, dramaqueens, superhéroes, fashion-victims, futbolistas,… en general todos aquellos a los que no nos gusta que nos partan la cara por la calle por haber nacido LGTB, todos los que queremos ser felices como cualquier otro, todos los que tenemos ganas de vivir a pesar de los demás, todos estos y todos los que se os ocurran, TODOS hemos de celebrar que somos iguales a los demás, el Orgullo de ser lo que somos: seres humanos con capacidad para amar, crear, pensar… sin importar si nos gusta esto o lo otro, porque la vida es corta y hay que disfrutarla.
Hay mucho camino que recorrer aunque no nos lo parezca desde nuestra esquinita preferida de Chueca (bueno, y de Malasaña). Hoy muchos de los nuestros mirarán esta noticia en la tele, en la prensa, en la radio, en internet y se sentirán menos solos y verán una rendijita de luz en la oscuridad en la que se sienten, tendrán ganas de salir un poco del armario, quizás de acercarse furtivamente a Madrid a ver que somos legión y que somos capaces de mover una ciudad entera. Hoy es el día en el que no sólo hemos de contemplar lo que otros ya nos han conseguido para nosotros; hemos de contemplar todo lo que nos queda por conseguir para los que están por venir, para los que llegarán después de que nos hayamos ido, para que un día ya no haya que reivindicar nada de nada porque todos seremos iguales.
Y no lo olvidéis: Stonewall comenzó como una revuelta...
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