27 de octubre de 2015

De Hoteles Homosexuales

Hay una desgracia de la vuelta de la bloga (añadida a la de que me tengáis que soportar los que lo hagáis, pero es cosa vuestra) y es volver a tener putas notas de prensa en el correo, notas de prensa que me interesan una puta mierda y de las que no pienso hacerme eco de ellas si no me invitan a nada, claro está, que ese es el fin de toda bloguera de mierda, ¿no? 

Al grano, que no son horas. De esta nota de prensa sí me voy a hacer eco, zasca. Fulanita de comunicación de Axel Hoteles anuncia, querido colaborador, que se han liado con una filial del Sabadell "para abrir el primer hotel en Madrid dirigido al público LGTB"... Dirigido al público LGTB... Vamos a ver, ya no estamos en 1996, así que no hace falta que en Madrid nos dirijáis establecimientos específicos. De nada. Segundo, ¿un hotel dirigido al público LGTB?... Errr... Pero, espera, que me he perdido, ¿qué vamos a hacer? ¿Como las ultrafeministas que se abren gimnasios solo para mujeres? ¿Y por qué va a ser LGTB? ¿Habitaciones rosas? ¿Zona de cruising? ¿Aparcamiento para los camiones de las bolleras? ¿Zapatería especial para el calzado transgénero? ¿Hola? ¿HOLA?

La habitación del perfecto homosexual

Pero vamos a ver... ¿es que los hoteles de toda la vida son heterofriendly? Porque yo he ido a hoteles normales y allí les ha dado igual que la habitación de matrimonio fuera para dos tíos, dos tías o una pareja de heterosexuales... Vamos, que quizás hace veinte años te miraban raro, pero ¿ahora? ¿Y en Madrid? Y aún más importante ¿en la calle Atocha, maricón? 

Bollera haciendo checkin en el hotel

Y es lo de siempre, que se piensan que las maricas somos ricas y nos vamos a ir a un cuatro estrellas y encima fuera de la zona marica. Pues no. Lo última vez que miré un hotel de estos de Axel casi me da una sobredosis de diseño trasnochado y de precios nada populares e, hija, yo no pienso pagar más por maricón, que ya nos ha tocado en la vida de sufrir y de sufrir. Y vamos ver si nos dejamos de estereotipos de una vez, que si a los maricones son muy sensibles primero, así que hoteles con sensibilidad, que les encanta la decoración después, así que lo decoran todo en plan art maricó, que les gusta hacer deporte, pues plantan un gimnasio...  Que no, coño, que no.
Detalle de la habitación para tortilleras rudas

A mi me gusta estar rodeado de maricones como al que más, y si es en un bar de maricones, pues mira, también, qué coños cojones, mira qué incoherente soy, y no tiene por qué ser un cuarto oscuro, ni de diseño nórdico, ni lo más plus de la modernidad y, básicamente, me encanta porque (y ahora me saltáis a la yugular) no hay críos y sí hay gayers amigas. Sí, soy un monstruo sin sentimientos, casi tanto como quien se va de bares a las once de la noche con los niños y el bebé. Pero eso para otra entrada, que luego os ponéis pesadísimas con que si la polémica y toda esa cosa cansina.


A lo que iba, que me gustan los sitios de maricas, sí, pero un hotel me parece absurdo, la verdad, porque básicamente duermes en él y te largas, y para eso no pienso pagar el plus de maricón que nos exigen los empresarios hosteleros. Que no, que no. ¿Que tú sí? Pues guay, amiga rica. Yo ya si eso me busco un apartamento en el AirBnB ese exclusivo para maricones, el mister nosequé ese.

Otto, encima de envidiosa y marica mala aburrida, ahora incoherente,
eres pura esencia de España.

2 comentarios:

  1. Pues comparto contigo el 99%. La cláusula "sin niños" es lo mejor en los hoteles. Los niños son inaguantables.

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Piiiiip

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