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ñam! |
Yo tengo lectores que a menudo no están nada de acuerdo con lo que escribo, y me parece estupendo... Eleuterio ya me ha dicho que a veces, como la canción de Amaral, me mataría, en sentido figurado, pero eso no hace que afile el cuchillo de la retórica y lo envenene llevándolo a lo personal. Los seres humanos somos muy plásticos, muy moldeables, y cambiamos de opinión muchas veces respecto a muchas cosas, para bien y para mal... Por otra parte, tengo lectores, o exlectores, o ni lo uno ni lo otro, que es peor, que me tienen una inquina que no es normal y además es, seguramente, infundada o basada en una serie de prejuicios que, como su nombre indican, no tienen más base que una predisposición... A menudo son ese tipo de gente autodenominada ultratolerantes que a la larga, a pesar de hacer gala de ello, no te toleran... toma ya. Cuando están con sus amigos, te ponen verde (cosa muy humana) y cuando estás con ellos te sonríen con inusitada afabilidad y hasta te ríen la gracia, aunque eso luego no lo contarán en la manada, supongo.
¿Y todo esto a qué viene? El otro día, El Castigador publicó en AmbienteG una artículo personal de opinión comentando que uno de sus compañeros de trabajo muy conservador empezaba a asumir y tolerar la existencia de los homosexuales. Mira, no está mal. Lo que le costaba era asumir a los que follan en exceso, maricones a los que comparaba con putas, y eso lo toleraba menos. Bueno, de no tolerarte nada a que te toleren un mínimo después de haber recibido una educación nacional-católica en el régimen franquista yo lo llamo todo un logro y no creo que este señor sea un homóbofo impenitente. De eso trataba el artículo. Bueno, pues hubo un montón de gente que tergiversó el artículo diciendo que El Castigador era un defensor de un intolerante homófobo que no merecía ni respirar por ser así, y comenzaron a descalificar al articulista de la manera más gratuita.
Eso sí, luego vamos con el rollito de que si esta o aquella es una puta o una guarra, y que ese se ha follado a medio Madrid y que por eso se merece lo peor del mundo y que tal otro bloguero es un gilipollas por no sé qué... y claro, eso no es ser intolerante, eso es una suerte de justicia divina porque son muy divinos, y encima lo utilizan como argumento de autoridad, que es lo más sangrante. Pues no, señores, no todo es homofobia y pensar que todo está en contra de nosotros, especialmente cuando muchas veces somos nosotros mismos los que no toleramos a nuestros iguales porque pensamos, como el señor supuestamente homófobo, que no son tan decentes como nosotros queremos... Y es que la decencia es un juicio moral muy relativo y no siempre se ajusta a lo que nosotros queremos... pero muchos te la arrojan a la cara en un gesto que les caracteriza a sí mismos como faltos de ella. O no. Eso sí, quéjate de que ellos te dan lecciones pero no veas que tú también las estás dando. Vamos, como lo de la paja en el ojo ajeno pero corriéndote en él. ¿Eso es altura moral? Pues te la metes por el orto.