Como deciamos ayer…

He estado echando un ojo a la bloga de justo hace un año, y la verdad es que he de decir que sí que ha perdido, si… Cómo es posible que no esté la maricuentatrás que tenía y que marcaba la llegada de la semana de Orgullo? Y cómo es que no he hablado aún del Orgullo?

Bueno, para empezar, este Orgullo seguramente sea la redención del Orgullo del año pasado en el que tan mal lo pasé por culpa de esa mala persona infiel, falaz, cobarde y mentirosa con quien salía. Tampoco tendré que preocuparme de esos juegos que no te llevan a ninguna parte a los que te arrastran personas desorientadas. Espero poder estar mucho en la calle, con los amigos, de risa y bebiendo (que fue lo bueno del año pasado) y, sobre todo, desahogándome de estas semanas que están siendo tan putas… Así que, #L (estoy harto de poner la almohadilla, así que creo que le voy a llamar por su nombre de una vez por todas, no por el real, claro, sino por su apodo), como estarás leyendo esto, que sepas que no pienso quedarme en casa, y tú tampoco, claro, vamos a salir aunque te ralle la vida! [ya os diré qué es lo que me contesta en persona… ¬¬]

¡Además este Orgullo ya sale hasta en la tele, oiga! Resulta que habíamos invitado a los maricas de Tel-Aviv a Madrid, pero como reclaman su igualdad respecto al resto de los humanos y no hacen lo mismo con los palestinos (maricas o no) pues se les ha invitado a… no venir. No sé… ¿estará bien? ¿Mal? ¿Admitiríamos la carroza de un ayuntamiento de etarras maricas (salvando las distancias, claro)? ¿El pensamiento gay ha de ser unidireccional y unívoco? ¿Debemos apoyarnos entre nosotros los sometidos? ¿Tenemos que seguir aguantando el victimismo del estado de Israel? ¿Tendré ya encima de mis hombros los ojos del omnisciente observatorio contra el antisemitismo? Esto último seguro que sí…

Yo digo que no está de más decir que las cosas que están mal están mal, aunque te joda, y más si te persiguen por marica y por judío, chico… El portavoz de exteriores de Israel se queja de que no se permita la asistencia del único país de Oriente Medio que no discrimina a los maricas, aunque, eso sí, a cambio sí ocupa territorios que no son suyos y se carga a quien haga falta… ¡Ah! ¡Que la carroza es del ayuntamiento de Tel-Aviv! ¡Entonces no he dicho nada! Pues ya está, que vengan todos los maricas de donde les dé la gana y que los políticos, que a menudo sólo se acuerdan de nosotros cuando conviene, se queden en su casa, la corporación entera.