29 de septiembre de 2015

De parejas abiertas y tal

Iba a ponerme a hablar de las elecciones en Cataluña, pero tengo un empacho tal de mítines, politiqueo, tontería y estupidez humana que no me apetece nada dedicarle ni una línea más que la que termine con el siguiente punto y aparte, sobre todo porque en este país todo el mundo es como la Chivata, que o conmigo o contra mi, y, amigas, hay demasiados colores en el catálogo Pantone como para quedarse con el blanco y el negro; sobre todo siendo maricón.
Y mira, hilando, hilando, entre colores y maricones, acabo de recordar que el otro día, hablando de cómo Caitlyn Jenner se había vuelto loca del coño, comentaba que había cosas que me resultaban imposibles de comprender, como las parejas abiertas, y alguien en Facebook me pidió que desarrollase el tema, así que henos aquí.

A ver, como dijo aquella, primero que todo mi cabello es real no pienso llegar a ninguna conclusión, y eso que me gusta a mi pontificar! Segundo, a mi me da igual lo que haga la gente en general, abrir o cerrar o invitar o hacer trimonios o lo que sea. Que te gusta, pues adelante; que no haces daño a nadie, pues adelante II; que ayuda a mantener la chispa de la pareja, pues adelante III. En la vida, mientras no haya perjudicados, alegría para el cuerpo.

Tu pelo será real, pero hortera también
A mi, sinceramente, no me parece buena idea para mi, de manera individual y personal (podría ser más redundante pero me daría un ictus). Quizás es que soy una beata postcatólica incapaz de asumir los nuevos roles de pareja en la neoantropología homosexual, o simplemente que, como soy filólogo, asumo que pareja tiene un contenido semántico claro, de par, vamos, dos, o que no me apetece someter una relación a una constante revisión de nuevos elementos que podrían desplazar a los originales de su sitio... sobre todo por si el desplazado soy yo, claro.


Está claro que todos estamos abocados a una constante búsqueda de algo mejor. No es por disculparnos, pero es una cosa biológica, amigas, como el instinto de reproducción... de follar, vamos, pero igual no merece la pena a estas alturas de la evolución humana ponernos inquietas, sobre todo por la cantidad de recursos que invertimos en la búsqueda de alguien con quien no sólo follar sino pasar un buen trecho de vida, si no toda. Me consta que es tan sencillo como ponerse una serie de reglas pero, chica, está muy complicada la cosa del libre albedrío, la selección natural y toda esa mierda como para, encima, hacerlo más retorcido y que, de paso, te caigan hostias.


Que yo sepa, porque la gente es muy discreta y tampoco lo van publicando, sólo conozco un par o tres de parejas (homosexuales, obviamente, que esto para los heteros es como muy WTF!) que lo llevan muy bien, con su claro compromiso de pareja frente a todo invitado y, oye, aplausos, aunque no me gusta la idea de que te lo intenten hacer tragar como una cosa de lo más normal para todos los públicos... Llamadme monja, hijas, pero yo tampoco voy predicando sobre los beneficios de la pareja tradicional. Cada cual, lo suyo. ¿Entonces? ¿A qué viene esto? ¿toda esta chapa para no tomar partido? ¿Ni para criticar? Pues sí, chica, y es que entre hablar de política y esto, ¿no es mejor charlar de parejas abiertas un martes por la mañana? Pues ya está.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aunque ya no se lleva nada, puede comentar después de la señal, por favor. Le contestaré lo antes posible. O no. Gracias.
Piiiiip

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

LEAMOS, AMIGAS