Con estos calores madrileños os podéis imaginar las pocas ganas que le entran a uno de escribir ni crónicas ni nada… pero vamos allá…
El viernes empezamos las cosas con la fiesta Kiehl’s que, como siempre, estuvo muy bien y nos juntamos un montón de gente juntable, entre ellos el peluquero de las estrellas que me rompió mi powerbalance! ¡Con lo sugestionable que soy! Evidentemente, eso explicó lo mal que me sentó el alcohol esa noche… Con esto, clausuro el viernes, porque si me pongo hablar de las cosas que ví en la fiesta me va a quedar esto muy largo y son cosas reservables para otro día…
El sábado olía más a fútbol que a Orgullo. Salimos sobre las siete y nos colocamos en nuestra esquinita preferida que tiene alcohol, comida y baño y una tele para los que querían seguir el partido de la selección. Cuando llegamos ya había pasado la manifestación política y Gran Vía era un desastre de gente invadiendo la calle sin control mientras la gente tiraba cubos de agua por las ventanas…
Así como una hora más tarde por fin empezó la fiesta en Gran Vía cuando comenzaron a llegar los autobuses de dos pisos de PSOE, CC.OO. y UGT. Muy sosos, claro, y la de CC.OO. no tenía una sola referencia de naturaleza GLBT, HIJK o LMNÑ que apoyase a los transexuales, pero si una pancarta de lado a lado que anunciaba la huelga general de septiembre… Señores de Comisiones Obreras, para eso ya tienen el resto de los días; el sábado era el Orgullo. La próxima vez se meten la participación por el ojete si no es para otra cosa que reivindicar los derechos laborales del amplio colectivo al que pretenden representar.
Más cosas (no me libro de la irasosiá ni de fiesta). El resto de la manifestación siguió siendo un desastre organizativo increíble, lento, aburrido… y poca policía. Había menos gente tanto en el público como en el desfile. Camiones muy cutres, gente muy cutre, sin caras conocidas, todo muy desperdigado y si no llega a ser por unos cuantos camiones (Matiné, Sony Ericsson…), los ángeles chulacísimos de Gaydar, y algún otra musculoca, hubiese resultado una cagada… A mi, la verdad, es que no me gustó, no me divertió, no me emocionó… nada de nada.
Y me pregunto yo que cómo una cosa que genera 40 millones de euros para la cuidad no atrae más luz, color y tal por parte de la organización, porque bien negociado podría suponer algo muy grande, muy vistoso y espectacular sin perder el contenido reivindicativo del asunto, ¿o no?
Después del full de Estambul hicimos amago de bajar a plaza de España, pero era imposible atravesar ese mar de gente… Así que volvimos a Chueca, donde este año se podía respirar mejor, andar y hasta no sentir claustrofobia. Como era de esperar, la descentralización del Orgullo alivió el centro y nos libró de mucho mar de heteros, aunque el sábado había grupitos de heterufos veinteañeros con muchas ganas de buscar movida entre el público marica. Menos mal que nosotros no somos iguales, aunque según parece unos cuantos osos tuvieron que reventar alguna cabeza de estos grupúsculos. Y me alegró escucharlo, sinceramente.
Por lo demás, ninguna novedad, salvo que me volvió a dar un ataque de vigorexia con los chulazos y tal, aunque viendo por ahí cada cuerpo de escombro vestido de griego o romano o alo así la verdad es que pierdes todo complejo para sentir un poco de vergüenza ajena… Huys, lo que he dicho! Ahora vendrá un frente de liberación gay-anarquista y me quemará en la plaza pública!
Mañana, de museos por Madrid.
P.D. Qué fuerta! Vi al Vichyssoise!