¡Que no me encuentren!

Aquí estoy, domingo por la noche viendo Malditos Bastardos mientras me temo lo que ocurra por la mañana. No es que espere noticias personales ni nada de eso, es que esta madrugada llega el esperadísimo final de Lost y no pienso quedarme a verlo… Me levantaré, lo pondré a descargar y me iré al gimnasio tranquilamente obviando radio, televisión, internet, etc. que seguro que intentarán ser los primeros en contarnos el final, que seguro que es un full de Estambul…

Perdidos tiene la mar de años y en estos años nunca me ha interesado lo más mínimo. Ni siquiera hace un par de años, cuando visité Nueva York con la pesadez de ver en cada esquina, como si fuese el anuncio del apocalipsis, el anuncio de la cuarta temporada (o la tercera…), me picó la curiosidad lo más mínimo. Ya comenté, a saber cuándo, que no me gustan esos fenómenos de masas con lo cultural. A mi un libro que se leen 5 millones de personas en 15 días me da muy mal fario, y lo mismo con esas series que se convierten, vaya usted a saber por qué, en series de culto con esa pátina de que son geniales y bla, bla, bla… como si la televisión fuese un género que se caracteriza por crear algo de culto, vamos…

Nunca vi Perdidos pero tuve la tentación de bajármela. Nunca cedí. Luego conocí a #L, una cosa llevó a la otra y ya me metió el gusanillo de Lost y me puse a bajar todo de forma compulsiva y a vérmelo en un par de semanas antes de que llegase la última temporada que tanto prometía. No me ha llegado a gustar del todo porque el hilo conductor se debilita, se rompe, se tuerce y un montón de cosas más que no deben hacer los hilos conductores. ¿Que crea suspense? Pues sí, pero que los que están suspendidos del éter son los guionistas creo que también es una realidad… Claro que voy a ver la conclusión, pero no en directo… me esperaré un poco y, cuando vuelva de matarme en el gimnasio, veré el último episodio y espero que nadie me joda el final, así que mañana me incomunicaré para que nadie me espoile una serie que, por mucho que diga todo el mundo, no es para tanto… aunque sí engancha… si.
Voy a seguir con los Malditos Bastardos...  ¡que eso sí es tensión!