Nosotros, de manera misteriosa, siempre acabábamos llegando a la salida de Bryant Park, un parquecito estupendo en medio de la ciudad con sillas y con sus mesitas al lado de la biblioteca de la ciudad, sin estar atornilladas, como aquí. El paseíto por ahí es de lo más recomendable porque es un punto genial para ver los edificios que lo rodean... Está en la 42ª con la 6ª Av. y la parade de metro tiene el nombre del parque.
Luego, andar por las calles es lo más impresionante, disfrutando de las vistas de tanto cristal y acero, mirando a todas partes y sin miedo de perderse, que lo bueno que tiene la ciudad es que calles y avenidas, salvo al sur de la isla, están numeradas y eso hace muy sencillo moverse, siempre con un plano, claro, o con el móvil. Hay wifi en muchísimos lugares (en todos los McDonalds por ejemplo, o Starbucks) pero, para los que prefieren tener una conexión instantánea con el mundo, podréis ir a comprar una tarjeta prepago que incluye llamadas, mensajes y datos (todos ellos ilimitados) para un mes por unos 50$, y por unos 10$ más, si no recuerdo mal, incluye llamadas internacionales. Nosotros la compramos en T-Mobile y muy bien, oiga.
Otra cosita: el idioma. La primera vez que yo estuve, flipé con la cantidad de hispanohablantes que había, pero la cosa ha ido a mayores y en todo el sector servicios es difícil no encontrar gente hablando castellano, así que los que tengáis problema con el inglés echadle morro y probad en cristiano, que alguien os responderá.
Y ahora, las cositas que se deben visitar...
No hay como ser rico, filántropo y saber gastar el dinero en condiciones para construir el Rockefeller Center, un complejo urbano de rascacielos, oficinas, tiendas, placita interior... todo ello entre la 7ª Av. y la 6ª (también llamada Avenida de las Américas) y alrededor de la calle 50. Es superconocido porque en Navidad ponen una pista de hielo, un árbol gigantesco y mucha luz, claro... y Mariano se fuma puros por la calle mientras en España la gente se manifiesta.
En el rascacielos principal está lo que se conoce como el Top of the Rock, un mirador desde el cual observar la ciudad a vista de pájaro, con el Empire State de frente y Central Park detrás, mientras notas cómo se te encogen los huevos y cómo se te trasladan por todo el cuerpo hasta que se te ponen de corbata al mirar abajo... Todo muy impresionante, incluido el ascensor a velocidad cohete, hay wifi y bien te tiras ahí, con la tontería, una horita. Respecto a si subir de día o de noche... pues a ver, de noche Central Park es un agujero negro en el panorama, aunque, por otro lado, se puede ver la iluminación del Empire State. Siempre está la posibilidad de ir al anochecer, aunque la cantidad de gente se multiplica por diez.
Al ladito está el Radio City Music Hall, que forma parte del complejo, y que tiene un vestíbulo increíble. No está incluido en la entrada,... Está bien, pero bueno, se puede prescindir de él, la verdad, y aprovechar para ojear los alrededores, como lo curioso de la catedral neogótica de San Patricio, que ahora está en restauración (sic). Después, hay que irse hasta Park Avenue (que viene a ser la 4ª avenida) y bajar hasta encontrarse con la espectacular Grand Central Station, un edificio imponente construído en la primera década del XX con una bóveda gigantesca decorada con un enorme zodíaco. Dentro, una tienda Apple en pleno vestíbulo...
Ya desde allí, y por aquello de alejarse del mundanal ruido, uno se puede ir a hasta la 1ª Av. por la calle 42 para ver el Edificio Chrysler, al que no se puede acceder más que a la entrada y punto,...
... y seguir hasta el río, callejeando por las calles cuarentaytantas donde hay unos edificios estilo Tudor (bueno, neo) que acaban dando al edificio de las Naciones Unidas.
Es visitable, pero tampoco creo que haya que perder el tiempo, sinceramente, y es mejor subir dando un paseito por la zona hasta llegar a la 2ª Av. con la calle 60ª y coger, con la metrocard, el Teleférico de Roosevelt Island, cámara en mano, porque es todo un espectáculo cruzar el río...
Por la tarde, ya que teníamos la entrada incluida en el CityPass, nos fuimos al AMNH, el Museo Americano de Historia Natural, al que se llega en metro dirigiéndose a la calle 81ª con la 8ª Av. Sinceramente, es un poco... mojón... La zona de fósiles está muy bien, la de geología y la colección de piedras y minerales es estupenda (con el zafiro más grande del mundo, la Estrella de la India, 563 quilates de nada), así como la zona de meteoritos, pero los dioramas de animalitos en sus hábitats son superdeprimentes, la zona de historia humana (ni rastro de nuestro homo antecessor, el de Atapuerca, vamos) ha envejecido fatal, incluyendo todo lo dedicado a América Central, Asia, África y Pacífico... con mucha reproducción en vez de originales... vamos, algo a lo que los europeos no estamos acostumbrados,... La verdad es que si tenéis los días muy contados os podéis pasar este museo por el arco del triunfo... y esperar a que le hagan un lavado de cara, porque la experiencia es como viajar a 1950, muertos de frío, eso sí, porque te ponen el aire acondicionado a 14º C.
¡Y con esto y un bizcocho, os dejo ya, que son las 1:30 mientras escribo esto y mañana hay que madrugar! La siguiente entrega, el Empire, creo... ya veremos ;-)
siempre fascinante NY!! me encantó tu manera de describirlo!!
ResponderEliminarYo creo que lo mejor es subir al Empire State de día y al Top of the Rock cuando está anocheciendo. Ver NY iluminado es impresionante.
ResponderEliminary el Museo de Historia Natural tiene su encanto kitsch, hay que reconocérselo.