16 de mayo de 2011

Cosas que ver antes de junio

Mira que estoy dejado últimamente! Qué tiempos en los que publicaba a diario... eso sí, cualquier cosa, jajaja!

Este finde ha estado muy bien porque no hemos entrado en casa, salvo el domingo que estuvimos vegetando. Iba a hablar de que me tragué el festival de Eurovisión en Pensión Corredera y lo pasé muy bien, salvo por eso de que haya países del Oriente Próximo que estén en Eurovisión, cosa que no comprendo (esto va por Azerbayán, que encima ganó, jajaja, y por Israel que, aunque es bonito, como dice la canción, está muy lejos). Pero no quiero hablar de Eurovisión, quiero hablar de la exposición que visitamos por la mañana en el CaixaForum de Madrid y que no sé cómo se me ha pasado tanto tiempo sin ver.

Un mundo flotante, fotografías de Jacques Henri Lartigue (1894-1986) es una exposición que va más allá de eso que los modernos denominan un must, es más una obligación moral.


Jacques Henri Lartigue ha sido uno de los referentes visuales del siglo XX. Nació en Courbevoie, cerca de París, hijo de una familia de industriales adinerada. Su padre le compró la primera cámara fotográfica a los ocho años y, desde muy pequeño, empezó a llevar un diario con fotografías y breves textos que le acompañaría durante toda la vida y que constituye un documento extraordinario para conocer la forma de vivir de una generación que descubrió la moda, el deporte y las competiciones de motor. Sus imágenes reflejan la rápida transformación de las costumbres, el estallido de novedades, la vibración de las cosas y, al mismo tiempo, la búsqueda de los pequeños detalles, del instante perdurable y atemporal.
Hasta el año 1963, en que el MOMA presentó su primera exposición antológica, Lartigue era un fotógrafo casi desconocido. Sin embargo, la extraordinaria fuerza de sugestión de sus imágenes explica que su prestigio no haya parado de crecer desde aquel momento.


Lartigue capturó la vida a su alrededor, la exaltación de la felicidad y la alegría de vivir y lo hizo con unas ideas estéticas que proponían la renovación del lenguaje fotográfico.

 

La exposición recoge cerca de 230 piezas representativas de las distintas etapas y temáticas que abordó a lo largo de su vida, todas ellas procedentes de la Donation Jacques Henri Lartigue de París, entidad encargada de velar por la conservación y divulgación de la donación que hizo el fotógrafo en 1979 al Estado francés.
 

Me encanta cortar y pegar. Eso es lo que te dicen en la página web de la Caixa. ¿Y qué digo yo? Son fotografías a caballo entre el experimento y la obra de arte. Imágenes que reflejan una realidad increíblemente vívida de principios del siglo XX que se apartan de los tópicos, con escenas de la cotidianeidad, momentos congelados de la burguesía francesa, encuadres dignos del mejor pintor, composiciones en los que parece que los elementos se han puesto de acuerdo para lograr lo imposible... Es la mejor exposición que he visto en el CaixaForum, por lo entretenida, por lo magistral y por lo bien diseñada que está. Mención especial a la instalación, que está a la altura de lo diáfano de Lartigue...

 

Id, que os va a encantar. En serio... ¡incluso aunque no seáis modernos de mierdas o maricas pseudointelectuales! Eso sí, antes del 19 de junio... Una más para acabar de convenceros:

3 comentarios:

  1. Joderr, llego a Madrid el 23, espero que la prorroguen una semanita para verla porque tiene muy buena pinta. Me ha encantado la primera de Lartigue.

    Creo que tu verificador intenta decirme algo: ressuck...

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  2. Mierda, yo tampoco creo que llegue a tiempo para verla.

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  3. Tomo nota! Gracias por la recomendación.

    Y lo países asiáticos esos participan en Eurovisión porque son miembros de la UER, blablabla... Ya lo cuento en mi blog. :-)

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Piiiiip

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