15 de septiembre de 2014

Mis vecinitas (I)

Tengo que desahogarme, amigos, porque tengo demasiadas vecinas que me están ya todas tocando los huevos bien, así que es hora de una entrada consuetudinaria, en plan serie, de las que se hacían antes en esta bloga.


Vecina Atila, la huna.

Mi vecina Atila, aunque en realidad es el caballo de Atila, es mi caballo de batalla, valga la expresión. Obviamente, es mi vecina de arriba y hace que nunca te sientas solo en casa. Galopa y corta el viento por toda la casa hasta el punto de que, a veces, se nos mueven las lámparas. Tal cual.



N.B. No es rubia.

Ya hace un año que tenemos que soportarla y hasta este verano no se ha puesto la cosa de querer arrancarle de cuajo las patas de caballo que tiene es. En invierno también hace ruido, no os vayáis a pensar. Tiene una estufa catalítica (me encanta esto de catalítica) con la que se calienta hasta que le deben entrar los calores y en ese momento arrastra la estufa hasta la puerta, la lanza a su descansillo y cierra con un portazo tal que el calor no osa a salir de su casa en horas. Lo hace unos pares de veces al día porque, aunque el calor se acojone, la primera ley de la termodinámica le obliga a calentar la casa de nuevo.

ΔQ=ΔU+ΔW
En verano la cosa cambia, claro. Para empezar, no lleva zapatillas, va descalza, y camina en plan clavar los talones en el parqué hasta que las tablillas salgan volando, porque a veces me da la impresión de que se marcan sus pies en nuestro techo.

Atila lleva dos años como inquilina y, claro, ella se agobia y tiene que cambiar la decoración, así que a eso de las once de la noche ella se pone a redistribuir la habitación. Por redistribuir la habitación entiéndase lanzar los muebles rodando por el suelo, clavar cosas en la pared y, de paso, ponerse a cantar y bailar como su estuviera poseída, la muy malnacida, hasta casi la una de la madrugada, momento que yo suelo elegir para subir y pedirle, de muy buenos modos, que dejen de hacer ruido.

Representación idealizada

Como buen ser vivo (iba a poner ser humano, pero me lo he pensado dos veces) tiende a tener instintos reproductivos. En invierno se oye en ñigo-ñigo de la cama y la verdad es que es que la tía es una atleta. En verano, ya con las ventanas abiertas, nos organiza su recital de orgasmo y fuga de do mayor para todo el patio interior.


También, que se me olvidaba, ella y su novio tienden las sábanas en todo su largo, sin doblarlas, de forma que cubren nuestras ventanas y nos quedamos en tinieblas. No sería un problema si no fuera porque dejan la ropa tendida entre 3 y 5 días, llueva, nieve o haga sol.

En resumen, odio profundamente a mi vecina de arriba.


5 comentarios:

  1. unte el marco exterior de las ventanas con brea para ver como le quedan las sábanas. adhiera al techo un amplificador o bocina de gran potencia, determine a que horas se van a dormir, y a esas horas reproduzca musica que sea del tipo opuesto del que acostumbran oir, porno muy ruidoso o los que aparecen aqui http://www.jodealvecino.com/

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  2. Lo de las sábanas lo tienes fácil: arráncalas.

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  3. En mi casa viví una pelea entre vecinos por el tendido de las sábanas, así que no puedo aconsejarte que las tires abajo. Estos terminaron en un juicio de faltas...

    Sí que me parece justo que pongas música a toda leche cuando duerme, aunque la muy z*rra seguro que duerme como un lirón después de f*llar como una perra.

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  4. Te recomoiendo tranxilium o lexatin.Cambiarse de casa es una opción.

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Aunque ya no se lleva nada, puede comentar después de la señal, por favor. Le contestaré lo antes posible. O no. Gracias.
Piiiiip

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LEAMOS, AMIGAS