Méliès fue uno de los primeros cineastas en utilizar múltiples exposiciones, la fotografía en lapso de tiempo, las disoluciones de imágenes y los fotogramas coloreados a mano, siendo un prolífico innovador en el uso de efectos especiales que ríete tú de George Lucas y su Industrial Light and Magic. Gracias a su habilidad para manipular y transformar la realidad a través de la cinematografía, Méliès es recordado como un «mago del cine». Dos de sus películas más famosas,Viaje a la Luna (1902) y El viaje imposible (1904), narran viajes extraños, surreales y fantásticos inspirados por Julio Verne y están consideradas entre las películas más importantes e influyentes del cine de ciencia ficción.
Tras una vida llena de cine y de experimentación, Méliès (joder con los acentos) se retira, acosado por las deudas, y se reencuentra con una de sus principales actrices, Jeanne d'Alcy, con quien, tras casarse, regentará un quiosco de juguetes y golosinas en la estación de Montparnasse, olvidado por todo el mundo hasta que Léon Druhot, director de Ciné-Journal, que lo rescatará del olvido.
La exposición profundiza en las raíces culturales, estéticas y técnicas de Méliès a partir de más de 400 objetos: películas, fotografías, dibujos, pósteres, aparatos originales de la época, vestuario, maquetas y documentación. Es increíble que se conserve todo esto tan bien, y te da que pensar con lo que habría ocurrido en nuestro triste país en el mismo caso... seguramente guardaríamos... nada, ni el recuerdo.
Se proyectan 21 películas, con especial atención por Le voyage dans la Lune (1902). La muestra se ha llevado a cabo con la colaboración de La Cinémathèque Française, que cuenta con la colección más importante a escala mundial de objetos de Méliès. La exposición se completa con una amplia y renovada programación de actividades complementarias, entre las que destacan proyecciones de filmes con música en directo y una actividad participativa para que los visitantes creen sus propias películas inspirándose en los trucajes de este maestro del séptimo arte. Una gozada.
Con los 4€ de la entrada, que, como decía, merece pagar sólo por ver esta maravilla, podéis ver el resto de las exposiciones. Es, por cierto, increíble que uno siempre piensa que al cobrar no irá esa gente que sólo quiere pasar la tarde hablando a voz en grito y con sus bebés... Pues no os hagáis ilusiones. Debe ser cosa del espíritu nacional.
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Piiiiip
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