9 de febrero de 2016

Enseñando coño

Hay una cosa que siempre me ha fascinado de la gente moralista y de derechas, y no me refiero al hecho en sí de que sean moralistas y de derechas (que ya es), sino al retraso mental que arrastran (valga la redundancia). Es fascinante ver, también, cómo a pesar de ser deficientes y vivir su vida malamente se empeñan en vivir también las vidas de los demás... En fin, al grano, amiga lectora.
A ver con qué mierda nos sale hoy la Otto

Resulta que en el país de las oportunidades y libertades y blablabla (EE.UU.) ya sabéis que hay una gran parte de la población a la que le importa una mierda que el vecino de al lado muera por no tener seguro médico y que aplauda el derecho a llevar armas. Desde nuestra perspectiva europea del bien común y tal, nos parece surrealista pero, bueno, ellos lo ven con su filosofía de que no pagan impuestos para que otros se beneficien, blablablabla... vaya chapa estoy dando para ser martes, tías. Al grano (y van dos).

En el país de las libertades, decía, se ha aprobado una ley en el estado de Washington (Washington Senate bill 6548) mediante la cual se puede obligar a verificar los genitales de las usuarias de baños públicos, y todo gracias al respaldo de los republicanos (que sería como el PP de EE.UU., vamos, la derechona pura y dura). Pero lo mejor de todo es que mediante esta nueva ley se enmienda otra que defendía la igualdad en contra del segregacinismo, y por qué todo esto, os preguntaréis... Pues para evitar que un transgénero que no esté operado pueda entrar en el retrete opuesto a la naturaleza de sus genitales, que no a su género, o sea, en cristiano/hetero: evitar que un travelo entre en el váter de chicas, esto es, transfobia, así, tal cual.
TOMA MANGINA, MARICÓN
Además de lo nazi de la medida, a mi estas cosas siempre me hacen mucha gracia, porque me hacen pensar en que los heterosexuales rancios no se dan cuenta de la cantidad de homosexuales y lesbianas con quienes han compartido duchas públicas, vestuarios y desnudeces varias sin que hayamos arrinconado/violado/forzado sexualmente a ninguno de ellos, lo primero porque no, y lo segundo porque seguramente esos machitos del "un maricón, todos contra pared", "que no se te caiga la pastilla de jabón", etc., no se dan cuenta de que por lo general son o tan feos o tan escombro humano o símplemente tan poco apetecibles que seguramente no nos atraerían ni siendo el último primate del planeta.
Esteban se libra. Nos vale como primate apetecible.
Eso es como la simplicidad hetero del "joder, lo bueno de los maricones es que se pueden cambiar con sus amigas y verlas en bragas, qué suerte...", pues no, retrasado, porque si somos maricones es porque ni nos excitan las bragas ni las tetas... ¿Pero qué vamos a esperar de macho heterosexual en su versión más burda? Pues no mucho, salvo que se emborrache hasta el punto de decir "nos las chupamos pero sin mariconadas"


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Piiiiip

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