17 de octubre de 2013

ROMA - AMOЯ

Sí, Roma es amor y si no habéis ido, tenéis que ir, como yo que, como ya dije en la anterior posta, fui la semana pasada.
Siempre había pensado que para ciudad, París. Grande, amplia, abierta, con una arquitectura imperial. Lo malo son los parisinos en sí, pero bueno... bien vale una misa, como dijo el otro. Curiosamente, Roma supera a París, primero porque está más viva y, segundo, porque se le nota ese rancio abolengo latino, vaticano y renacentista que sólo una metrópoli de 2700 años puede tener. Palacios, iglesias, ruinas, edificios que llevan en pie desde 2000 hasta 500 años, das una patada y te aparece un foro, te tiras un pedo y sale un mosaico... Lo de Roma es muy fuerte.

Lo de viva tiene su cosa buena y su cosa mala. Demasiado tráfico y demasiado turista, pero sobre todo lo primero. ¿Cómo es posible que haya tal cantidad de tráfico por el centro mismo de la ciudad?¿Y tantísima contaminación? Incluso llegué a comprender a Ana Botella, oye... si Madrid no está tan contaminado.

8 de octubre de 2013

El Papa de Roma

Bueno, que servidor se va unos días de vacaciones a Roma, la ciudad eterna y que, para mi pesar, va estar cubierta y lluviosa, qué le vamos a hacer.
Al grano que luego me enrollo y me salen unas postas eternas, como Roma. Si hubiera ido hace un par de años, seguramente me habría asqueado la vida visitar el Vaticano. No es que ahora vaya redimido, claro, que, como ateo, visitar estados teocráticos no es la cosa que más gracia me haga, pero el nuevo Papa, nos guste o no, parece que ha tenido una revelación divina, o cristiana, más bien. Que es cinismo, hipocresía o lo que sea, pues quizás, pero tampoco creo que tengamos que estar con teorías conspirativas o estar toda la vida echando en cara el pasado a la gente, porque a los españoles no nos hace gracia alguna tampoco cuando los mejicanos nos llaman genocidas...
Total, que a mi con que diga "dejad de dar la chapa a los maricones y a las abortistas" ya me vale para empezar, aunque parece que hay gente que prefiere seguir viviendo en el pasado y recordar que Bergoglio, antes de ser Francisco, era un reaccionario de esos de "¡el matrimonio gay es cosa del mismísimo maligno!", como podéis leer aquí... ¿Que soy un ingenuo? Pues prefiero serlo siempre, aunque luego me lleve un palo con las decepciones.

LEAMOS, AMIGAS