13 de diciembre de 2012

El Armario de tu Puta Madre

Con todo el jaleo que se ha montado con los anuncios de Desigual, que, la verdad, no he visto, me he acordado de unos anuncios que rayan la estupidez, si es que no la superan, claro. Creo que en los de Desigual sale una tía que quiere echarse un polvo con quien sea y a todo el mundo le parece megafatal que una tía pueda tener ganas de sexo con quien le de la gana, ¿no? O sea, que un anuncio intenta acabar con un prejuicio y la sociedad lo impide... bien, bien,... en la Conferencia Episcopal deben estar aplaudiendo con las orejas.


La sociedad por lo general, salvo en el caso arriba indicado, tiende a superar las cosas antes que muchas instituciones, incluidas leyes, claro, y el ejemplo perfecto es que ya se va cambiando el estereotipo del maricón. Ya sabéis, antes era el marica plumífero y ahora, gracias a Jorge Javier Vázquez, también,... bueno, aunque se va abriendo paso el modelo en plan Jesús Vázquez, o sea, que los gayers somos guapos, sensibles, buenorros y vestimos bien (si exceptuamos las americanas que lleva en La Voz), y mientras los maricones de verdad nos empeñamos en machacarnos en el gimnasio, raparnos la cabeza y poner cara de macarra tras las aviator para parecer más... ¿hombres? como si no tuviéramos suficiente con a) nuestras gónadas y b) nuestro par de genes XY...


En fin, a lo que iba, que me lío más que Mariano paseando por los montes de Pontevedra... El Armario de la Tele ha hecho unos anuncios que son para vomitar al creativo imbécil en la cara y con la boca abierta. Atentos:


¿Ya? ¿A que es como WTF? ¿Hay alguna razón por la que sea marica, tenga pluma y al final se resbale? ¿En serio? ¿O es que, como ahora está de moda lo vintage retro, volvemos al cine español del destape y el chiste fácil? Porque este de Jack Sparrow tiene el nombre, pero nada más... A mi me parece ofensivo, prejuicioso y una puta mierda, así en general, bebiendo de la gracieta del mariquita a estas alturas... Pues miren, aquí un maricón como dios manda que les dice una cosa: OS VA A COMPRAR VUESTRA PUTA PADRE, ¿a que es gracioso también? Pues ea, arreando, que es gerundio.


12 de diciembre de 2012

Alba en Cibeles

El otro día fuimos, Casta, su consorte y servidor, a ver, entre otras cosas, la exposición del Palacio de Cibeles dedicada a la familia de la duquesa de Alba, "El legado de la Casa de Alba"...


Por el módico precio de 10€ (nótese la cursiva), podéis ver cerca de 150 obras emblemáticas propiedad de la Casa de Alba, algunas de ellas nunca antes expuestas, desde Goya y Zurbarán hasta notas manuscritas de Colón y privilegios reales bastante bien conservados.



También hay cosas horribles, y kitsch, en plan traje de Juan Carlos I o el retrato de Cayetana cuando era pequeña, con una especie de Mickey Mouse en plan Chucky...


En general la exposición está muy bien por el contenido, aunque está dispuesta como el culo, con salas en las que se impide el flujo normal de gente con piezas que no pintan nada en ciertos lugares. La exposición se articula en tres capítulos, que se complementan e interrelacionan: el primero, centrado en la relación de la Casa de Alba con la historia de España a través de los siglos; el segundo, dedicado a la labor de la familia como mecenas, y el tercer y último apartado, donde se reúnen las piezas más curiosas atesoradas a lo largo de los siglos gracias a las relaciones y costumbres sociales, personales y familiares, de los sucesivos miembros de la Casa de Alba.


En el apartado histórico de la exposición, destaca la colección de cartas autógrafas de Cristóbal Colón, la más extensa que se conoce. En ella se recogen detalles tan singulares como la preparación del primer viaje, el rol de marineros del mismo, en el que se encuentran los hermanos Pinzón, así como un dibujo de su mano de la silueta de la primera isla que descubrió: la Española. Junto a los documentos colombinos, este capítulo de la exposición alberga: el nobiliario de Indias, fondo documental de cartas reales expedidas por la Cancillería de Indias concediendo escudos de armas a conquistadores, ciudades e indígenas; la Biblia de la Casa de Alba, traducción a lengua romance de la biblia hebrea, llevada a cabo en el siglo XV por el judío Rabí Mošé Arragel; y una colección de trajes reales que incluye uniformes de Alfonso XII, vestidos de Alfonso XIII y el uniforme que vistió el rey Juan Carlos en el día de su coronación en el Congreso de los Diputados, vamos, el que os decía antes.

Bueno, hay cosas muy curiosas, claro, y es que todo esto está en su casa. Imaginad que tuvierais vosotros en la vuestra unos grabados de Durero, ¿cómo los conservaríais? Pues seguramente no como en un museo, sino más bien a lo me cago en diez, colgando los grabados de Durero en el pasillo, al sol, y tal..., recortándolos para que quepan en el marco, como haría una buena madre con el título de licenciado de su primogénito. Pues sí...:


Ah, y en un intento de modernidad (mal entendida) las guías son Nintendo 3DS (no incluidas con el pago de la entrada), y ver a la gente con ese mamotreto en la mano es un poco desconcertante, porque seguro que es guay para un niño, pero en manos de señores de cierta edad no lo veo yo muy adecuado con el rollo táctil y el mirar a la pieza y a la pantalla, pero bueno, hay que justificar el gasto, supongo...


Había mucha señora con sus hijas petardas, todas ellas muy de perlas y cuellos de pieles, porque se ve que les pone muy cachonditas el hecho de que sea una exposición sobre una Grande de España, y van con pinta de ir por la tontería... vamos, que igual les da estar ahí que en el rastrillo de Nuevo Futuro: el caso es dejarse ver.

Para entrar hay que sacar la entrada en la eterna cola que hay en la entrada, en la calle, y, aviso, a las 10 de la mañana ya no hay turno para verlo hasta después de comer, porque sí, la visita se concierta a una hora determinada y a esa hora se debe ir, aunque nosotros teníamos hora para las 15:30 y llegamos como a las 17:00. También se puede comprar por internet (recargo de un euro por entrada), y la cola es gente que sólo va a validar, claro, e incluso te lo puedes llevar en el iPhone en forma de entrada del Passbook, que siempre mola...


Que si merece la pena... Pues bueno, hombre, si no conocéis el Palacio de Cibeles por dentro, sí, y aprovecháis la visita, aunque sabed que si queréis subir al mirador que da a la plaza de la célebre fuente tendréis que aguantar grandes colas y pagar 2€, que para eso es el ayuntamiento de todos los ciudadanos (nótese el sarcasmo)... Eso sí, no vayáis en finde: es la marabunta.


3 de diciembre de 2012

Qué asco de maricones...

Ayer por la tarde, sobre las 7, atravesando la muy marica madrileña plaza Vázquez de Mella, pleno barrio de Chueca, una señora paseaba tranquila su perro salchicha (o engendro similar) cuando, al cruzarnos con ella, la muy desgraciada, como poseída por el mismísimo Satanás, coge y salta...

"¡Qué asco de maricones, por todas partes!" 


Tal cual, con todo su coño y todo su perro salchicha y en pleno Chueca, que es como si te vas a la Almudena a misa mayor del domingo y te cagas en Dios en pleno altar. La razón es que había en un banco de la plaza unos maricones comiéndose a besos ahí, a horcajadas; besos y no otra cosa, que hacía un frío que no veas, vamos... como para bajarse los pantalones. Yo no sé si al pasar por ahí nosotros ella quiso buscar cierta complicidad, pero sólo consiguió esta respuesta por mi parte...

"¡Qué asco de chocho usted! ¡ZORRA!"

Y me quedé más a gusto que una parturienta de quintillizos. Y es que lo mejor hubiese sido plantarse delante de ella y razonar o, simplemente, explicarle un par de cosas, pero mira, no, no tengo ganas de explicarle a una señora una cosa básica sobre la convivencia y el respeto, prefiero que ella sepa lo que se siente cuando se lo dicen a ella, aunque maricón o chocho no sean insultos, ¿eh? Lo malo de esto es el tono ofensivo y la mala intención.


Más de uno pensará que lo mejor es no hacerle aprecio alguno y no ponerse a su nivel, pero yo ni nací en Galilea ni pongo la otra mejilla, y no me pienso callar cuando alguien atenta contra la libertad que nos hemos ganado los maricones y las bolleras de hacer lo que puede hacer cualquier hetero: no me da la gana. Callarse es hacerles creer que tienen razón y que piensen que callamos porque otorgamos, y de eso nada de nada, y no hay que callarse en ningún lugar cuando intentan humillarte por lo que eres, y conste que todos, en petit comité, hacemos comentarios políticamente incorrectos, muchas veces más en broma que en serio, pero de ahí a hacerlos públicos para hacer daño, no.

Esta ha sido mi reflexión del lunes.

Con amor,

Otto.

LEAMOS, AMIGAS