27 de febrero de 2012

Me tienen hasta la Seta

Mira, yo hay cosas que no puedo entender, la verdad, y es cuando sacamos las cosas de quicio, que nos estamos amariconando con las cosas que ofenden... Me refiero a la corrección política que nos vino de EE.UU. y que aquí llegó un poco matizada pero que parece que sigue con la tontería de vez en cuando. El caso es que de esto ya he hablado en innumerables ocasiones, pero es que me acabo de levantar de una siesta intempestiva y me he despertado de muy mal humor, de eso de no hablar ni nada, y me he puesto con el Facebook y ya me han venido los siete males, así que, señoras y señores, he aquí una entrada irasosialisada.


Leo, como si fuera una cuestión de humor involuntario, lo siguiente en el As...


REAL MADRID | LIGA BBVA

Acusan a Mou de homofobia

La Federación Europea de Gays y Lesbianas deportistas carga contra el entrenador del Real Madrid tras llamar "maricones" a los miembros de la UEFA que, según él, le estaban ocultando con qué balones se jugaría en Moscú.



Vayamos por partes...

1. ¿ES QUE SOMOS IDIOTAS?
2. ¿ES QUE ESTAMOS IDIOTAS?
3. ¿VA A SER QUE SOMOS IDIOTAS?

La respuesta a todas las preguntas es que SÍ... Homofobia sería si Mourinho (Mou para las amigas) hubiera dicho algo como "Los miembros de la UEFA son unos maricones pero en plan homosexuales y sodomitas, y a mi los homosexuales y sodomitas no me gustan y deberían de darles por el culo... ¡Bueno, no! ¡Eso no, que les gusta! Deberían matarlos y quitarles sus derechos"... Eso, queridos, sí sería homofobia, pero decir que son unos maricones en castellano es como decir que uno es un cabrón,... es un insulto, una palabra que ofende con un contenido semántico diferente al original, pero salvo que esté en un contexto de implicación, no significa lo que parece... Ejemplos:
- ¡Hombre, cabronazo!
- ¡Hostias, tío! ¿Qué me quieres decir?¿Que mi mujer es infiel y yo consiento?¿O que soy macho cabrío? 

Pues ni el primero piensa en esposas infieles ni el segundo en el cuerpo de Cristo... ¡Así que ya vale! La federación de gayers y bollers europeos (o de donde sean) debería de dar la chapa por los derechos sociales como el matrimonio y la adopción, no por estas CHORRADAS que me hacen sentir vergüenza de ser maricón.


Y paro ya, que tengo gases, ha empezado El Intermedio y aún tengo que buscar fotos para ilustrar esta entrada...


23 de febrero de 2012

Una nueva Marilyn

La semana pasada pude ver un pase de Mi semana con Marilyn, una película de la que se había oído mucho por aquello de que la protagonista, Michelle Williams, había posado tal cual como vino al mundo y como Marilyn en unas tórridas fotos para Playboy... pero también por otras cosas, claro. Pero yo voy a ser sincero: a mi las fotos de mujeres en paños menores no me mueven una célula y, además, me daba la impresión de que iba a ser la típica película que intenta hacer lo que se lleva haciendo años, desvelar la personalidad de la actriz con un trágico final...


Mi semana está basada en las memorias de Colin Clark, un joven que se introdujo en el mundo del cine de la mano de su insistencia y de Lawrence Olivier, y que tuvo la suerte de formar parte del equipo que rodó El príncipe y la corista, y de eso trata, ni más ni menos. Lo que llama la atención es que no te intentan vender a Marilyn, sino que todo parte de la visión del joven Colin sobre la deseada actriz. Lo siguiente es ver cómo era Norma Jean en su día a día (bueno, siete días) de rodaje, y la verdad es que aprendes tantas cosas de ella que te parece redescubrir una manida figura icónica del XX y te enfrentas a una realidad más posible que la que nos intentan mostrar desde hace 50 años.



En ese sentido Michelle Williams está enorme... y mira que pensaba yo que no me iba a creer nada de la niñata de Dawson Crece, pero está increíble, y no por la caracterización, conste. No se parece a Marilyn, pero ahí está la magia de esta actriz y su actuación, porque en cada toma, cada escena, ves a Marilyn, te olvidas de la actriz que la representa. El resto de los actores, a la misma altura... mira que es complicado olvidarte de Kenneth Branagh, Emma Watson o Judi Dench, ¿verdad? Pues dejan de ser ellos, al igual que el protagonista, Eddie Redmayne... se integran en un guión sólido, creíble y bien estructurado, con un tratamiento de la imagen y la fotografía que te hacen revivir los años 50 como si nunca se hubieran ido.



No intenta ser un biopic, como nos daba a entender un marica pedante (como yo, pero más pedante aún) que nos contó, sin que nos interesase lo más mínimo, su visión de la película al terminar... es sólo parte de la vida de dos personas que convivieron hace medio siglo y que nos hacen comprender muy bien su verdadera personalidad, fuera de los manidos tópicos. Una película con una música preciosa que al final te deja un sabor muy dulce con esa ligera amargura que te deja la nostalgia de esos iconos con los que hemos crecido muchos. Y mira que no iba yo nada convencido, pero tuve que salir el último para que no me vieran los ojos arrasados, jajaja!



Muy recomendable, sobre todo si podéis verla en versión original. Se estrena mañana, día 24. No os la perdáis.



10 de febrero de 2012

Follies! en el Teatro Español

¿Otra entrada? ¿Seguida? ¡Pero joder, Otto, es que lo tuyo es o abandonarnos o estar aquí todo el día! Pues sí, queridos y queridas, señoras y caballeros, hombres y hembras, y eso que os tengo que contar otras cosas muy fuertes, pero eso el lunes, gentes... hoy cosas más agradables...

Ayer, antes de que se estrene, que, por cierto, se estrena hoy mismo en loor de multitudes, fui a ver...


¿Que no sabéis qué obra es? Bueeeeno, ya sé que sois más de ópera y tal (jajaja), como yo, así que os lo explico de un rápido: Follies, de Stephen Sondheim, un musical de esos de toda la vida que nos cuenta la despedida y cierre de un teatro de varietés, como dicen las abuelas, y en el que se celebra una fiestecita de despedida con las viejas glorias, cada cual de una era, cada cual con su historia y su canción... No cuento más de la trama porque, aunque es sabida, como el final de El Señor de los Anillos (muere Frodo y se casa con Gandalf), no es plan de que os aburra con los detalles...


¡A lo que vamos, que me lo quitan de las manos! Ya, yaaaa sé que todo el mundo (que es una cosa de lo más paleta) sólo parece querer ver a Massiel, y la gente coge y aplaude nada más verla, que da una cosa como de show americano de los años 50. ¿Que como está? Pues aparentemente sobria, aunque la voz se le ha quedado un poco borracha, chica, pero le viene al papel que ni pintado. En el elenco principal tenemos a Vicky Peña y Carlos Hipólito (Phyllis y Ben) y a Muntsa Rius y Pep Molina (Sally y Buddy) y a sus correspondientes en jóvenes (Marta Capel, Diego Rodríguez, Julia Möller, Ángel Ruiz). Los adultos, muy correctos, en especial ellas, y los jóvenes mejores, por la cosa de la preparación vocal.

 Yo sigo insistiendo en que en este país faltan actores-cantantes, no confundir con actores-que-cantan, pero bueno, la producción se deja escuchar bien... buena dirección musical, buena orquesta, no te ponen el puto volumen a tope, como en Gran Vía, que es insoportable, y me faltaba, la verdad, un poco de menos micrófonos y más voz natural, porque escuchas voz tras micro y no sabes quién habla porque todo se oye en el centro del escenario salvo (salvo) Heidi Schiller (Linda Mirabal/Joana Estebanell) que canta con voz de lírica y que bordan su número.



Me gustó la iluminación, la puesta en escena y el coro, aunque he de decir (si no lo digo reviento) que aunque se sea tan homosexual eso no se ha de notar desde el patio de butacas, y os aseguro que el aceite salpicaba hasta el paraíso y las plumas salían como dardos en los números de baile. Que seamos maricones en el escenario (bueno, y fuera) no hace que el pobre personaje lo sea también...


Mención especial a Asunción Balaguer que, con sus 86 añazos la tía, da en escena, baila y canta, canta, con poca voz, si, pero con una expresividad, unas ganas y una presencia que hace que, literalmente, el teatro se caiga en aplausos; mención a peluquería, que después de ver las fotos sin caracterizar, he flipado con las pelucas, que no lo parecen: hacen un trabajo de impresión.


Y nada, que podría seguir dándoos la chapa, pero paro ya. Yo soy muy de ópera, la verdad, y el musical en este país está aun muy verde, pero merece la pena ver el espectáculo, no es caro, es divertido y lo pasaréis bien, aunque no lo recordaréis como el espectáculo de vuestra vida, pero bueno, que ya tenéis recomendación.

Follies! de Stephen Sondheim se estrena hoy viernes en el Teatro Español, en cartel hasta el 8 de abril.


Y sí, sí conocéis alguna canción... ¿No recordáis a Liza Minelli y los Pet Shop Boys con su Losing my mind?

9 de febrero de 2012

El Invitado

A veces tener un blog está bien, sobre todo si escribes en él habitualmente (y no como yo, que llevo un mes que lo tengo abandonadito) ¿y por qué? Pues porque, por ejemplo, te invitan a cosas de lo más variopintas... Tengo muy claro que no me debo más que a lo que me gusta, así que por mucho que me digan que, por ejemplo, hable bien de Dodot o del patético libro de Víctor Blanco, si no lo pienso, no lo haré...

Un poco pensaba en eso cuando me dijeron de ir a ver una peli de Denzel Washington... Y pensé "¡Joder, un truño de Denzel! ¿Hará de ángel? ¿Hará de torturado héroe? ¿Predicador?... ¿Voy? ¿No?"


Afortunadamente vi el cartel y que Ryan Reynolds era coprotagonista... ¿Quién? Pues RAyOmá! Reynolds, este...


Y ya pues como que me animé, para qué engañaros, pero seguía pensando el "¡dios, qué truño Denzel Washington, y encima dos horas... ¡DOS!"... Pues ¡mierda para mi boca! Te sientas y te enganchas en el primer minuto con Ryan y en el segundo con un thriller de acción trepidante que no para un segundo, te quedas clavado a la butaca mientras notas cómo la adrenalina no deja de fluirte por todo el cuerpo, y tampoco te creas que es un guionazo... A ver, está bien, pero no hace falta ser muy listo para saber cómo transcurriran las cosas, claro... Es la acción, que no para, la que te deja dos horas flipando, y no lo digo por quedar bien, ¿eh? Y mira, me he reconciliado con Denzel Washington, no está empalagoso, al final no es sacerdote ni ángel ni nada de eso de lo que hacía antes, así que desde aquí os recomiendo a ver El Invitado (absurdo título cuando el original, Piso franco [Safe House] queda tan bien) que no se estrena hasta el viernes...

¿El viernes? ¿Y yo por qué la ví yo ayer? Pues por el pase para blogueros y tal, que son cosas que me dan muchisima vergüenza porque yo voy muy discretito y callado y allí empiezan a llegar blogueros que hablan en alto con que si su blog por ahí, su blog por allá, que si el uno le dice a la otra 'tú blog es superguay', y la otra 'Ya, pero es de moda, no sé porqué me mandan libros y cosas para que comente!'... MUY FUERTE! Nenas que es un puto blog, coño, UN PUTO BLOG, que no somos el Times...

Y todavía ellas parecen normales, pero ellos tienen esa pintilla entre nerd y sindrómico que te hace pensar que el mundo 2.0 crea monstruos horribles (me incluyo, ¿eh? No van a ser sólo Victor Blanco o Abel Arana... yo, servidor, también). Es como cuando uno busca novio por internet, que por escrito todo el mundo te resulta un adonis divertido y luego quedas con él y es un marica superescandalosa que no es tu tipo y que te hace plantear que la imaginación debería estar prohibida.


Lo mejor, que eso sí es un chocho, es cuando en seguridad te piden el DNI y no comprenden por qué ellos tienen apuntado a un tal Otto Más, sin ser ese el nombre que indica mi carné... ah, y también es muy bueno escuchar cosas como esta, escuchada de verdad ayer al terminar la peli...

- ¡Ostras! ¡El jefe del prota era Alastor Ojoloco Moody!


¿Ojoloco? Tú lo que necesitas es eso, justamente, que te pongan el ojo loco... vamos, echarte un buen polvo.

LEAMOS, AMIGAS