Según investigadores de la Universidad Tecnológica de Tejas, EE.UU., resulta que no son los gays prominscuos y blablablá los primeros o los que más se plantan un piercing en el glande, mejor conocido como príncipe Alberto por la falsa creencia de que el príncipe victoriano llevaba perforado su real miembro.
En el cuello, yo lo llevaba en el cuello ¡DE LA CABEZA! |
La mayoría de los hombres con piercings genitales no encajan en el estereotipo de macarras, góticos, gays o farloperos, más bien son hombres casados de mediana edad de acuerdo con este estudio. Pero ahora viene lo mejor, y es que las consecuencias que acarrea tener las joyas de la corona decoradas son de aupa, aparte de las infecciones y las hemorragias. Un cuarto de los hombres con piercing tienen que mear sentados si no quieren mancharlo todo con sus varios chorritos de pis simultáneos, otros tienen priapismo (que están empalmados todo el día, cosa que no es muy saludable, amigos), o sufren hemorragias postcoitales (superagradable,… ahora pensad en un chupachup de nata y fresa), gangrena (mal rollito) o la pérdida del pendiente en… la vagina de su amante, y digo vagina porque el 82% de los usuarios son heteros… toma ya.
Y por qué coños se taladran el pene (que va desde el glande hasta el perineo… ouch!)? Pues aquí una selección…